- Conversación previa al fantástico día que pasamos en Tabarca.
Ana: “Yo quiero algo diferente y sobre todo creativo, trabajo en el mundo del diseño y me gustaría tener un reportaje muy creativo y realmente fuera de lo normal”
Iván: “yo, si quieres que te diga la verdad, no quiero reportaje de preboda. Y cuatro fotos en la boda. La de las fotos es Ana.”
- Unos meses después. Inicio del día en Tabarca.
Ana: “Haz lo que quieras, confio en ti y se que vas a hacerlo genial. Deja correr tu creatividad a tope”
Iván: “Yo no quiero muchas fotos”
- Tabarca. Durante el reportaje.
Ana: “Me encanta el sitio, que lugares más romanticos y maravillosos para hacer este tipo de fotos.”
Iván: “¿Y si hacemos algunas fotos en aquel rincón?”
- Tabarca. Al acabar el reportaje.
Ana: “Que divertido, que bien lo hemos pasado, que chulas las pocas fotos que me has enseñado, que ganas de verlas tengo, estoy deseando que nos las pases.”
Iván: “¿Ya hemos terminado?, ¿no podemos hacer alguna allí antes de irnos?”
Conclusión: Un reportaje de preboda no consta de unas cuantas fotos posadas, o no, sino que es un día para compenetrarnos, el fotógrafo con la pareja. Lo principal y más importante es que surja feeling entre todos.
Con Ana e Iván, (que no quería fotos y luego no había quien lo parara), fue como un flechazo.
Una conexión 100 % entre mis ideas más extravagantes y las ideas de los novios del recuerdo que querían llevarse.
Puro feeling.
Gracias chicos por dejarme trabajar con libertad 100 %, eso tiene como resultado un trabajo creativo totalmente auténtico y evidentemente personalizado.
Tabarca 20 de Mayo de 2.017